Todo empieza a un día como hoy. Él y ella ya se habían conocido,intercambiado palabras y miradas, a través de la pantalla de un ordenador. Pero a ella le volvió a empezar a gustar aquel chico, y a él aquella chica. Ella le pidió el número, aún con miedo de ser rechazada, decidió dejar atrás la vergüenza, y luchar por aquello que quería. Hablaron durantes horas y horas. Se acababan los temas de conversación, y ellos seguían ahí, hablando, sin importar el resto del mundo, el tiempo pasaba lento, y ella no quería dejar de hablarle, y él no quería dejar de escucharla. Ella con voz temblorosa le preguntó si él la quería, él asintió, y formuló la misma pregunta. Ella le fue correspondido. La chica temía que el amor no fuera verdadero, ella, que tanto le quería, quiso hacer como una especie de "prueba". Esperó un mes para seguir hablando. Durante ese mes ella lloraba y lloraba, no quería ver a nadie, le echaba de menos, y entonces se dió cuenta de todo lo que por él sentía. Él también lo pasó mal, pero nunca la olvidó. Volvieron a empezar a hablar una tarde, y él se declaró a ella, y ella aceptó. Salieron, superaron casi todo un verano separados, pero seguían amándose como nadie, seguían luchando el uno por el otro a distancia. Después de todo, su reencuentro fue muy bonito, ya no se podían separar, ya no se querían separar. Y así comprendieron, que las pruebas de fuego en el amor, solo sirven para hacerles más y más fuertes. Para hacernos más y más fuertes, y a día de hoy, le sigo queriendo como aquel primer día, incluso más. Y después de un año, solo puedo y podré amarle a él. Sí, yo era aquella chica, y él es la persona que me alegra cada día.
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